jueves, 6 de octubre de 2011

UN CUENTO BUDISTA



Un día caluroso Buda estaba atravesando un bosque acompañado de su discípulo Ananda, que estaba viviendo momentos difíciles y necesitaba Paz Interior. En un tramo del camino le dijo a su discípulo Ananda:
- Por favor, tráeme agua del arroyo que acabamos de cruzar.
Cuando Ananda llegó al arroyo vió que al pasar por allí unas carretas, habían removido al mismo, convirtiéndolo en un lodazal.
El agua estaba tan sucia que Ananda decidió no recogerla y volver.
Al llegar donde había dejado a Buda le dijo:
- Más adelante hay un gran río. Te traeré agua de allí.
Pero Buda insistió:
- Vuelve atrás y tráeme el agua del arroyo que te dije, por favor. Si el agua está muy sucia no vuelvas inmediatamente. No hagas nada, solo siéntate en silencio en la orilla y obsérvala. Tarde o temprano el agua volverá a bajar limpia.
Ananda hizo caso a Buda, pero llegó al arroyo enojado. Como seguía el agua sucia, se sentó a esperar. Al cabo de un rato, el enojo se le había pasado y por estar allí sentado, contempló la naturaleza y obtuvo la Paz que estaba buscando.
Cuando miró en el arroyo, otra vez estaba el agua limpia... Entonces volvió donde estaba Buda con el jarrón lleno de agua, agradecido por la lección que le había dado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario